Rompiendo
el silencio
Exposición producida por:
Con el apoyo de:
Fotografía:
Con la participació de: Asociación de Mujeres Aq’ab’al.
Pies de foto: Hermelinda Simón, Aurora Vázquez, Aura Lolita Chávez Ixcaquic y Lorena Kabnal.
Rompiendo
el silencio
Exposició producida por:
Con el apoyo de:
Fotografía:
Con la participación de: Asociación de Mujeres Aq’ab’al.
Peus de foto: Hermelinda Simón, Aurora Vázquez, Aura Lolita Chávez Ixcaquic y Lorena Kabnal.
Mujeres mayas de Guatemala, llamadas Defensoras del cuerpo-territorio, llevan a cabo procesos de sanación para curar y enfrentar juntas las diferentes violencias que han golpeado sus vidas.
Recuperando los saberes ancestrales indígenas heredados, hacen sesiones de sanación con aceites, velas y flores, para cuidarse entre ellas, para escucharse y apoyar sin juzgar, para recuperar el ánimo de vivir, conscientes de la violencia estructural patriarcal que sufren sólo por el hecho de ser mujeres. Hacen ofrendas y rituales de agradecimiento a la madre tierra, porque desde la cosmovisión maya no se entiende al ser humano sin vivir en armonía con la naturaleza, que no es percibida como una fuente de riqueza, sino como una oportunidad de vida. Las Defensoras sienten que cualquier agresión en la tierra donde viven, se refleja en dolor en sus cuerpos, de aquí que acuñaron el concepto cuerpo-territorio.
En los últimos años, las Defensoras han estado en primera línea en la lucha por un territorio libre de empresas transnacionales extractivas de recursos naturales. El precio que han tenido que pagar ha sido muy alto y con un marcado sesgo de género: asesinatos, criminalización política, así como violaciones y acosos sexuales.
A menudo las Defensoras tuvieron que huir de sus casas, perseguidas, dejando familia, recuerdos y luchas. Con órdenes de búsqueda y captura injustificadas, tuvieron que vivir en la clandestinidad durante meses, sólo protegidas por otras mujeres, expresión de un auténtico feminismo comunitario indígena.
Cerca de la frontera con México, en Santa Cruz de Barillas, después de años de resistencia indígena, se consiguió expulsar una empresa hidroeléctrica de capital español. La tensión política disminuyó y las Defensoras pudieron volver a sus casas, recobrando su vida cotidiana. Volvieron con sus familias, y hoy vuelven a estar activas en la lucha por los derechos humanos, hacen programas de radio semanales desde donde continúan hablando de derechos sociales y de los derechos de las mujeres, organizan charlas, promueven sesiones de sanación para mujeres indígenas supervivientes de la violencia por enfrentarse a las transnacionales o por la violencia machista que viven en las distancias cortas, en su casa, en sus comunidades.
Las Defensoras saben que en la cosmogonía maya todo está conectado. Luchan por un cuerpo-territorio libre de violencias. Desde la Asociación SUDS continuaremos apoyando en su lucha.
Los pies de foto son extractos de publicaciones y entrevistas que han hecho algunas de las Defensoras guatemaltecas que trabajan en procesos de sanación. Al final de cada extracto, se proporciona el nombre de la Defensora.
Visita la exposición acompañada de Ixim

«Las mujeres viven en constante culpa por este ordenamiento social que las define como malas, y por ello realizan constantes actos de expiación para probar a la sociedad que son ‘buenas mujeres’, hacer lo que la sociedad espera de ellas. La violación sexual les deja sin posibilidad de estos actos de expiación, por lo que la culpa y la vergüenza se vuelven la totalidad de su experiencia». Virginia Gálvez, Colectiva Actoras de Cambio.

La sanación es un proceso político transformador
«Nuestra entrega en los procesos de sanación nos permite generar conciencia sobre la importancia de construir caminos juntas». Asociación de Mujeres Aq’ab’al
«La sanación es un proceso político transformador. El fin de la sanación es despertar e identificar las capacidades, posibilidades, oportunidades, recursos (personales, colectivos y ancestrales), así como la voluntad de las mujeres para la vida. Con la sanación nace la responsabilidad personal de transformar los dolores y sufrimientos en construcción de autonomía, y en desestructuración consciente de las diferentes expresiones de la victimización.
Un componente fundamental de la sanación es la solidaridad entre mujeres, el impulso colectivo de las diversas búsquedas y la conexión con círculos de mujeres. Este es el empujón que nos acerca a los grupos de sanación o de acción política. En los espacios colectivos es fundamental mover y sacar juntas las energías de dolor, trauma, dominación, opresión, desamor, odio y luego, paso a paso, a ritmo de cada quien, recuperar la vitalidad, la conexión con la vida, elegir y decidir los nuevos caminos». Colectiva Actoras de Cambio.

Los círculos de mujeres
«En los círculos de mujeres somos personas individuales, pero también nos asumimos como grupo, unidas en la energía de la sanación para construir e innovar las vidas. Ponemos el acento en los colectivos, los círculos o los grupos, para que las mujeres cultivemos y guardemos la confianza, podamos acuerparnos y escucharnos sin juzgar.
Los colectivos son espacios respetuosos donde podemos romper los secretos, los silencios, la vergüenza, la culpa donde el tiempo detenido se quiebra y el llanto y el dolor afloran». Colectiva Actoras de Cambio.«Nuestro caminar ha sido largo, de muchos aprendizajes, retos y desafíos. Hemos aprendido a retomar la importancia de la espiritualidad maya, que guía nuestro pensamiento y protege nuestra lucha por la defensa del territorio». Asociación de Mujeres Aq’ab’al.

«Las energías de las plantas medicinales han acompañado nuestra lucha cotidiana por la defensa del cuerpo, tierra y territorio. Con ellas sanamos las heridas y el dolor que históricamente hemos vivido como mujeres indígenas». Asociación de Mujeres Aq’ab’al.
«Ante los órdenes políticos patriarcales, muchas mujeres indígenas le hemos dado otra significación a la vida, hemos decidido no tener lealtad a este enfoque violento, así que estamos desafiando a este sistema. Es maravilloso decirlo y mucho más fuerte vivirlo. Ello nos ha llevado a ser creativas, a encontrarnos entre nosotras para identificar alternativas y reconstituir nuevos referentes de relaciones de vida, teniendo posturas críticas y autocríticas, reconociendo cómo hemos sido construidas y como hemos sido educadas para servir a los grandes, a los todopoderosos». Aura Lolita Chávez Ixcaquic.

«La luz acompaña mi camino, mi vida. Mi lucha me da fuerza, energía y tranquilidad. Mi camino se ha hecho de aprendizajes. Agradezco a la vida que me ha permitido ser una mujer luchadora, trabajadora y feliz». Celsa Martín, Asociación Mujeres Aq’ab’al.
«Luchamos por la defensa de nuestros derechos específicos desde lo íntimo hasta lo público, desde lo individual hasta lo colectivo, desde lo local hasta lo regional. Estamos denunciando permanentemente, generando acciones para romper los silencios en relación a la violencia que vivimos. Utilizamos y recreamos herramientas de sanación, de autocuidado, como una herramienta política transgresora». Lolita Chávez Ixcaquic.

«El legado de los ancestros en nuestros territorios ha sido histórico para la espiritualidad de nuestros pueblos y comunidades. La llegada de empresas transnacionales en los territorios nos llevó a recuperar y retomar la espiritualidad maya con más fuerza». Asociación Mujeres Aq’ab’al.
«No defiendo mi territorio tierra solo porque necesito de los bienes naturales para vivir y dejar vida digna a otras generaciones. En el planteamiento de recuperación y defensa histórica de mi territorio cuerpo tierra, asumo la recuperación de mi cuerpo expropiado, para generarle vida, alegría vitalidad, placeres y construcción de saberes liberadores para la toma de decisiones y esta potencia la junto con la defensa de mi territorio tierra, porque no concibo este cuerpo de mujer, sin un espacio en la tierra que dignifique mi existencia, y promueva mi vida en plenitud. Las violencias históricas y opresivas existen tanto para mi primer territorio cuerpo, como también para mi territorio histórico, la tierra. En ese sentido todas las formas de violencia contra las mujeres, atentan contra esa existencia que debería ser plena». Lorena Kabnal.

«Mi camino se ha hecho de aprendizajes. Agradezco a la vida que me ha permitido ser una mujer luchadora, trabajadora y feliz». Celsa Martín, Asociación Mujeres Aq’ab’al.
«Somos actoras con conciencia crítica del pasado, el presente y el porvenir, sabemos lo que queremos como mujeres indígenas». Lolita Chávez Ixcaquic.

Estamos luchando por una vida libre de violencias
«La convivencia con el río fortalece las energías, genera paz, tranquilidad y armonía. La lucha por la defensa de los ríos frente a empresas trasnacionales ha marcado la vida de los pueblos, especialmente la persecución a defensoras y defensores por oponerse a la construcción de hidroeléctricas». Asociación de Mujeres Aq’ab’al.
«Las mujeres indígenas estamos luchando por una vida digna libre de violencia; en la que nuestros territorios son nuestra fuerza estratégica, que nos aferra a la vida y, al mismo tiempo, son el foco de la codicia de las potencias mundiales y de las empresas trasnacionales que han trazado la ruta del capitalismo puro y planteado la forma actual de invasión que representa muerte y destrucción para nosotras». Lolita Chávez Ixcaquic.

La sanación
«Nosotras sanamos en colectividad con un propósito claro: la construcción de condiciones sociales de no repetición de la violencia sexual en contra de las mujeres y de respeto a la diversidad de expresiones de la vida en armonía». Colectiva Actoras de Cambio.
«Transmitir el aprendizaje y la sabiduria entre nosotras fortalece nuestro camino, asegurándonos que la lucha continúa, utilizando los elementos naturales y valores cosmogónicos». Asociación de Mujeres Aq’ab’al.

El agua es vida
«Los territorios son para nosotras, las mujeres indígenas, construcciones de espacios vitales para las comunidades en los que se engloba la historicidad, la cultura, la identidad, la educación, la política, la economía, la convivencia entre los seres como animales, plantas, minerales, cosmos… Nuestra concepción de territorios va más allá de los espacios físicos: además, los identificamos con elementos existenciales que dan vida a un pueblo». Lolita Chávez Ixcaquic.
«El agua es vida, es sanadora, representa la pureza, la tranquilidad, por ello reafirmamos la lucha y resistencia para defenderla». Asociación de Mujeres Aq’ab’al.

Desmontar las raíces de las opresiones
«Las raíces de las opresiones son grandes y están naturalizadas en nuestro ser, generan secuelas en nuestro pensamiento, actitud, sueños, sentimientos y presentan dificultades al convivir entre nosotras y con los otros. Muchas veces no nos valorizamos a nosotras mismas ni a otras mujeres». Lolita Chávez Ixcaquic.
«La lucha y la resistencia por la defensa de la vida, de la tierra y del territorio es histórica. Según el Popol Vuh, arrancaron nuestros frutos, cortaron nuestras ramas, quemaron nuestros troncos pero no pudieron matar nuestras raíces». Asociación de Mujeres Aq’ab’al.
«Hay que desmontar el poder y el terror implantados en los cuerpos por los violentadores, el patriarcado, el machismo, el racismo, las guerras y la militarización, especialmente para comprender a fondo el poder y el terror aplicados a mujeres que sobreviven la violencia sexual y las violaciones sexuales, usadas como armas de guerra y con intencionalidad de genocidio. Lo desmontamos con la sanación». Colectiva Actoras de Cambio.

«Todas nos involucramos en la sanación, en el trabajo de memoria histórica y en la discusión de lo que es la justicia desde la perspectiva de las mujeres. Se trata de reparar y recuperar, crear y cocrear los poderes para la vida expresados en el amor por sí mismas, la toma de decisiones conscientes desde la auto responsabilidad, corresponsabilidad y responsabilidad de transformar las consecuencias de la violencia sexual en oportunidades para construir una nueva vida personal y colectiva con bienestar, reconocimiento de sí mismas y de las otras y los otros». Colectiva Actoras de Cambio.

«Nuestros encuentros están llenos de alegria y aprendizajes, amamos y cuidamos la vida». Asociación de Mujeres Aq’ab’al.
«Analizamos la opresión internalizada personal y colectivamente, rompiendo con los patrones de resignación, sumisión, inferioridad, humillación e impotencia. Estos pasos los estamos dando con procesos de sanación personales y colectivos, recuperando poco a poco nuestro poder como mujeres indígenas». Lolita Chávez Ixcaquic.

Altar en casa de Reyna Mateo, perseguida con orden de búsqueda y captura por exigir justicia frente al asesinato de su marido Daniel Mateo, defensor del territorio. Asociación de Mujeres Aq’ab’al.
«Cuando las comunidades y los pueblos pedimos explicaciones, exigimos respeto y rechazamos, ¿qué hacen las empresas? Nos criminalizan, intimidan, nos persiguen legalmente, generan violencia contra las personas más vulnerables». Lolita Chávez Ixcaquic.

«El 2 de mayo de 2012 llegó el estado de sitio, con órdenes de captura, y entraron en todas las casas. Yo me tuve que ir dos meses a la montaña, viviendo en ranchos, galerones. Entraron a mi casa hasta cuatro veces para venirme a buscar. Amenazaron a mi esposo y a mi hija que, si yo no retornaba, los iban a matar. Me llegaban mensajes a mi móvil, que iban a violar a mi hija y a matar a mis hijos si no retornaba. Estuve dos años huida y encerrada». Aurora Vázquez.

«Desde que tuve que huir, tengo terribles dolores, todavía hoy estoy enferma. Cuando hacían una sesión de sanación, ¡Ay, yo no quería que terminara nunca ese momento! Se me iba mi dolor de cabeza, se me iba mi dolor en todo el cuerpo». Aurora Vázquez.

«Yo fui la única persona en Barillas que se atrevió a presentar una denuncia judicial contra la hidroeléctrica. Tomé el altoparlante ante el alcalde, para ir juntos ante el juez de paz, y fue toda la gente, éramos miles. Me pusieron la orden de búsqueda y captura porque yo llevé la prueba del claymur al juez. Ningún hombre lo quiso hacer. Por eso tuve que huir de casa y dejar mi familia». Aurora Vázquez.

«Estoy agradecida con el universo por la vida que me ha dado mucho. Desde el seno familiar se aprende a luchar. La mirada muestra la valentía ante situaciones difíciles de la vida». María Cristina Hernández, Asociación Mujeres Aq’ab’al.
«Como mujeres, reconocemos que la tierra no se vende. Como mujeres, al defender nuestros territorios, defendemos cada espacio de vida, cada sentimiento, cada pensamiento, cada cuerpo, cada principio, cada historia, cada horizonte y cada elemento que coexiste. Reconociendo nuestra historia con pensamiento crítico, nuestra situación actual y nuestra existencia en este tramado de sistemas, en varios territorios las mujeres indígenas hemos decidido reunirnos; hablar y desafiar al silencio que ha marcado nuestras vidas, desafiar a los sistemas, los espacios, los conceptos, los mundos, los modelos, las autoridades y los hombres. En fin, desafiamos todo lo que genere formas de relación violentas contra nuestras vidas». Lolita Chávez Ixcaquic.

«Cuando caminamos junto a compañeros hombres, pensamos y sentimos que es nuestro caminar colectivo, que es nuestra fuerza, que reconocen nuestros principios ancestrales como el Tzq’at, la reciprocidad: “Yo soy tú y tú eres yo”. Nos confiamos en que es “un compa”, un hermano que siente el mismo sufrimiento que nosotras y que no nos va a hacer daño.
En el caminar y a través del tiempo nos hemos dado cuenta de que nos equivocamos, que ese hombre que pensamos que era un “compa, un hermano, un amigo” nos agrede, violenta nuestras vidas, nos ensangrienta, nos insulta, nos humilla, nos difama, nos persigue, se burla de nuestras desigualdades, nos acosa, nos chantajea, y muchas veces, nos viola sexualmente. En su mayoría, cuando los casos de violación sexual o acoso sexual se denuncian a lo interno de las organizaciones, no reciben expresiones de reciprocidad, sino más bien de rechazo». Aura Lolita Chávez Ixcaquic.

Somos la voz
«Somos mujeres que estamos en diferentes espacios de lucha y en todos los territorios con múltiples expresiones y formas. Nos hemos constituido como defensoras, dirigentes, guías, autoridades, voceras y lideresas. Los sistemas no reconocen nuestra sabiduría, ni nuestro posicionamiento político, ni nuestra constitución». Aura Lolita Chávez Ixcaquic.
«Somos la voz que expresa el sentir y el pensar de las mujeres que históricamente han sido golpeadas, excluidas y vulneradas de sus derechos». Asociación de Mujeres Aq’ab’al.

«Reconocemos y estamos encaminadas a ejercer los liderazgos compartidos, rotativos, intergeneracionales, que construyen relaciones, que se inspiran y atienden la espiritualidad de las personas, que animan y orientan la claridad de los propósitos, que aprenden de la práctica y animan la ritualidad de las alegrías y tristeza. Estamos inspiradas en liderazgos compartidos que crean espacios seguros para la expresión, el autocuidado, la participación y el crecimiento de las capacidades de liderazgo, brindando apoyo colectivo». Aura Lolita Chávez Ixcaquic.

«Cuando llega la empresa y se decreta el estado de sitio, yo seguía activa en reuniones y asambleas. Pero a partir del estado de sitio me empezaron a perseguir y amenazar, al extremo que tuve que irme por un mes del municipio. Estando en Huehuetenango el 3 de mayo, mi familia me avisa que me estaban buscando y que ya no regresara. Cuando estuve en Huehuetenango viví en la casa de una amiga. Para salir tenía que pagar taxi, no me podía subir en cualquier bus, porque me podían agarrar. La policía siempre estaba buscando en los buses, se subían con un listado en el que además del nombre tenían la fotografía de la persona que buscaban.
El ejército pasaba cerca de donde está mi casa con la intención de intimidar y controlar. Nunca había sufrido persecución, pensaba que en cualquier momento me podían agarrar. Sentía que me estaban persiguiendo en todos lados, pero poco a poco fui entendiendo, y ya cuando quitaron el estado de sitio pude darme cuenta de que era menos. Cuando regresé, la más pequeña de mis hijas estaba enferma de tristeza, de miedo, eso fue muy fuerte para ellas. Me decían “mami no has hecho nada ¿por qué te están persiguiendo, por qué te están buscando?”. Al regreso y posterior al estado de sitio, retomamos el trabajo, brindando acompañamiento a las esposas de los presos políticos». Hermelinda Simón.

«Siempre me gustó participar. Vengo de una familia que ha tenido liderazgo comunitario y municipal. Mi mamá y papá eran líderes de la comunidad en la que vivíamos. Mi mamá me cuenta que cuando ella asistía a las reuniones, yo le acompañaba, opinaba a pesar de tener 8 o 10 años. Dice que siempre estaba hablando de cosas que quería hacer.
Desde mi juventud participaba en actividades juveniles y eso me motivó a ser parte de acciones comunitarias y desde hace algunos años me he dedicado a la formación, comunicación y la defensa de los derechos humanos de las mujeres con una mirada y pensamiento de vida en alegría y armonía para nosotras. La vida ha sido maravillosa conmigo. Con mucha emoción y alegría hemos construido procesos colectivos con hermanas, compañeras y amigas de lucha». Hermelinda Simón.
